"Yo soy como soy y tú eres como eres, construyamos un mundo donde yo pueda ser sin dejar de ser yo, donde tú puedas ser sin dejar de ser tú, y donde ni yo ni tú obliguemos al otro a ser como yo o como tú"
Marcos

domingo, 5 de diciembre de 2010

La alegría de verlos crecer


Son las dos mayores promesas del Club Atlético Vélez Sarsfield en materia de Hockey Sobre Patines. Son hermanos, y se llaman Gian Luca y Fabricio Ciocale.



Gian Luca es el mayor de tres hermanos (tienen una hermanita menor), nació el 13 de Mayo de 1996, y se le nota que por ser el primogénito se siente responsable por sus hermanos. Es el más callado y serio de los dos. Parece que esta preocupado o de mal humor todo el tiempo, aunque probablemente no tenga motivo. Parco diría mi abuela. Fabrizio nació el 08 de septiembre de 1998, y es todo lo contrario. Se lo ve siempre alegre y es mucho más expresivo.
















Para ser hermanos son bastante disímiles, y no solo en personalidad. Gian Luca es morocho, y lleva casi siempre el pelo corto. Fabri es rubio, muy rubio, y de pelo largo.

Probablemente sean dos de los mejores jugadores de la Federación Porteña de Patín, cada uno con su edad, pero hasta deportivamente son extremos opuestos.Fabrizio tiene un talento innato, todo parece salirle sin mucho esfuerzo, lo cual a veces lo hace un poco confiado. Gian es igual o más talentoso, pero en su caso es todo fruto del entrenamiento y el esfuerzo. Con tanta actitud se esperan grandes cosas de él en el club.

Les preguntamos sobre como comenzaron a practicar este deporte. “Yo arranque a jugar en el 2002, porque en la colonia de verano uno de los profesores, Hugo Sanguinetti, me prestó un palo y unos guantes. Probé con otros deportes, pero hockey fue el que más me gustó”, comento Gian Luca. En el caso de Fabri fue como le suele suceder a los hermanos menores en su mayoría: “Yo también empecen en el 2002, pero lo mío fue distinto. Estaba viendo entrenar a mi hermano, el entrenador de él me dio un par de patines para probar y nunca más deje de ir”.

A pesar de la corta edad, para un deporte como el hockey son todavía muy chicos, los dos ya pintan para crack. “Hasta ahora gané un solo campeonato, en categoría infantil” nos contó Gian Luca, Fabri a pesar de ser menor ya ganó dos, “uno en Promo y otro en Infantil”, aclara orgulloso. Y no solo en Vélez se dan cuenta del potencial que tienen, ya jugaron a préstamo varios torneos nacionales con otros equipos: “Yo jugué Campeonatos Argentinos con otros dos clubes aparte de Vélez, primero con Estudiantil Porteño y después con Huracán, este año” nos dice Gian Luca, Fabrizio por ahora “solo con Vélez y Ciudad”.

Mientras sus compañeros y todos los relacionados con este deporte en el club de Liniers esperan poder disfrutar del talento de los hermanos Ciocale por mucho tiempo más, ellos ya piensan en grande. “Como todo jugador mi sueño es jugar en la selección y llegar a Europa, como mi ídolo Carlos Nicolía” nos cuenta Fabrizio. Gian Luca se pone mas específico: “Yo quiero jugar en España”.

Herramientas no les faltan. Habrá que esperar.

martes, 16 de noviembre de 2010

Trip ricotero y misa india...

Partimos en búsqueda del pogo más grande del mundo. Ya desde el arranque todo parecía destinado al fracaso. Era un proyecto de cuatro, pero por cuestiones del destino un soldado se nos calló. Abrazo para él y espero que todo esté bien.

Así que en el punto de partida (Plaza Miserere a la espera de un bondi de ricota) nos encontramos los tres. Grupo heterogéneo. Un ricotero de ley, pero raro, de los que se saben todas las letras pero que no tiene cara ni pinta de ricotero, y dos caretas en busca de experiencias.

El micro en el que se suponía que viajáramos nunca existió. Después de mucho rebusque se consiguió como ir. Mención especial para el conductor que no distingue una autopista de una calle de ripio. Viaje de lujo, buenos momentos, empanadas ruteras y gritos de júbilo cada vez que un estandarte ricotero (que podía ser tan minúsculo como una calcomanía en un paragolpes) nos confirmaba que íbamos por el camino correcto.

Ya al llegar a Tandil nos dimos cuenta que iba a ser un día histórico. Preparar la previa fue fácil, consultamos con una ama de casa local donde podíamos comprar fernét y nos orientó hacia un Carrefour. “¿A, si? ¿Hay Carrefour?” dejó escapar el oligarca del grupo.

Lo realmente difícil fue conseguir hielo. El malón ricotero había acabado con la existencia de lo que en ese momento valía oro para nosotros en cuestión de horas. Después de rogarle e implorarle a una almacenera, nuestra salvadora nos dio una botella de agua congelada, lo cual nos sacaba parcialmente de un apuro. Por gracia de la divina providencia, a las tres cuadras vimos un oasis. Una de las estaciones de servicio de la ciudad se estaba reabasteciendo, de hielo.

Luego de conseguir un sector rocoso muy acogedor nos dispusimos a prepararnos para lo que en opinión de quien les escribe sería una experiencia fantástica.

Cuando partimos ya estábamos diez puntos. El problema era la distancia. Estos tres espectadores llegaron a las inmediaciones del Hipódromo de Tandil en remis. Todo muy paquete.

En cuanto pusimos un pie en la calle vimos la caravana. La peregrinación hacia la misa del Indio.

Descontrol. Fiesta.

Partimos en busca del pogo más grande del mundo y encontramos el más grande del universo. El Indio no exageró.

Clarín dijo que fueron 80 mil personas. Yo conté más. Clarín miente, así que créanme a mí. 120.000 almas que hicieron que esa noche, el infierno este encantador.

miércoles, 21 de abril de 2010

Rodolfo...

Ya desde chico mi afición a la lectura (inculcada por una abuela, la cual probablemente, y gracias a dios, no haya aportado nada más a la construcción de mi personalidad adulta) fue orientando mi camino y me fue guiando hacia la persona en la cual tengo fe de convertirme algún día.

Siempre sospeché que lo que quería era ser periodista, pero el día que leí por primera vez “Operación Masacre” de Rodolfo Walsh me terminé de decidir. Yo quería ser como él y decirle a todo el mundo lo que pensaba.

Quería ser como él, que cuando el diario La Nación lo buscó para incorporarlo a su grupo de redactores los rechazó por considerarlo un órgano de prensa de la oligarquía nacional.

Se pasó toda su vida luchando por lo que el creía correcto, y para demostrar su disconformismo escribió una carta abierta a la junta militar.

(http://www.literatura.org/Walsh/rw240377.html)

Algunos se enfrentaron a este nefasto “proceso” y otros lo apoyaron. Rodolfo utilizo el arma que mejor utilizaba y que más daño podía causar: una máquina de escribir.

Un día después de escribir esta carta fue asesinado en la esquina de San Juan y Entre Ríos, en Capital Federal. El responsable de este operativo fue Jorge “el tigre” Acosta, jefe de inteligencia del Grupo de Tareas 3.3.2 de las Fuerzas Armadas.

Este nefasto personaje presentó el pasado 27 de febrero un escrito ante el Tribunal Oral Federal Número 5, que juzga a los represores de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), en el que advirtió que después del golpe del ‘76 no hubo represión ilegal sino una guerra, que esa guerra aún continúa y que uno de los enemigos a vencer es el cantante Andrés Calamaro (otro ídolo personal de quien les escribe).

No es el primero que cataloga a este mal llamado “proceso e reorganización nacional” una guerra (lo hizo en diciembre de 2009 el ex general Menendez en su alegato antes de ser condenado a cadena perpetua sin beneficio de prisión domiciliaria por crímenes de lesa humanidad), y lamentablemente podemos estar seguros de que no va a ser el último.

Lo importante es que este proceso que dejo un saldo 15 mil desaparecidos, diez mil presos, cuatro mil muertos, decenas de miles de desterrados y que aumentó la deuda externa de U$S 7.875 millones a U$S 45.087 no se repita.

Terminemos de remarcar las diferencias y juntemos esfuerzos para que este maravilloso país que tenemos pueda volver a caminar derecho.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Fundación del racismo


Como Primer entrada de este experimento decidí utilizar dos maravillosos textos de Eduardo Galeano, de su libro espejos...

Fundación religiosa del racismo:

Noé se emborracho celebrando la llegada del Arca al monte Ararat. Despertó incompleto. Según una de las diversas versiones de la Biblia, su hijo Cam lo había castrado mientras dormía. Y esa versión dice que Dios maldijo a Cam y a sus hijos y a los hijos de sus hijos, condenándolos a la esclavitud por los siglos de los siglos.
Pero ninguna de las diversas versiones de la Biblia dijo que Cam fuera negro. África no vendía esclavos cuando la Biblia nació, y Cam oscureció su piel mucho tiempo después. Quizá su negritud empezó a aparecer allá por los siglos XI o XII, cuando los árabes iniciaron el tráfico de esclavos desde el sur del desierto, pero seguramente Cam pasó a ser del todo negro allá por siglos XVI o XVII, cuando la esclavitud se convirtió en el gran negocio europeo.
A partir de entonces se otorgó prestigio divino y vida eterna al tráfico negrero. La razón al servicio de la religión, la religión al servicio de la opresión: como los esclavos eran negros, Cam debía ser negro. Y sus hijos, también negros, nacían para ser esclavos, porque Dios no se equivoca.
Y Cam y sus hijos y los hijos de sus hijos tendrían pelo motudo, ojos rojos y labios hinchados, andarían desnudos luciendo sus penes escandalosos, serían aficionados al robo, odiarían a sus amos, jamás dirían la verdad y dedicarían a las cosas sucias su tiempo de dormir.

Fundación Científica del racismo:

Raza caucásica se llama, todavía, la minoría blanca que ocupa la cúspide de las jerarquías humanas.
Así fue bautizada en 1775 por Johann Friedrich Blumenbach.
Este zoólogo creía que el Cáucaso era la cuna de la humanidad y que de allí provenían la inteligencia y la belleza. El término se sigue usando, contra toda evidencia, en nuestros días.
Blumenbach había reunido 245 cráneos que fundamentaban el derecho de los europeos a humillar a los demás.
La humanidad formaba una pirámide de cinco pisos.
Arriba, los blancos.
La pureza original había sido arruinada, pisos abajo, por las razas de piel sucia: los nativos australianos, los indios americanos, los asiáticos amarillos. Y debajo de todos, deformes por fuera y por dentro, estaban los negros africanos.
La ciencia siempre ubicaba a los negros en el sótano.
En 1863, la Sociedad Antropológica de Londres llegó a la conclusión de que los negros eran intelectualmente inferiores a los blancos, y sólo los europeos tenían la capacidad de humanizarlos y civilizarlos. Europa consagró sus mejores energías a esta noble misión, pero no tuvo suerte. Casi un siglo y medio después, en el año 2007, el estadounidense James Watson, premio Nobel de Medicina, afirmó que está científicamente demostrado que los negros siguen siendo menos inteligentes que los blancos.