"Yo soy como soy y tú eres como eres, construyamos un mundo donde yo pueda ser sin dejar de ser yo, donde tú puedas ser sin dejar de ser tú, y donde ni yo ni tú obliguemos al otro a ser como yo o como tú"
Marcos

viernes, 10 de junio de 2011

“Existió la orden de no criticar a la selección de Menotti”

Hoy Osvaldo Pepe es el jefe de redacción del diario Clarín. Durante el Mundial 78 trabajaba en la recordada revista Goles. Tuvo dos cuñados desaparecidos, y es yerno de una madre de plaza de mayo. En esta nota nos cuenta como vivió esos años y principalmente que dificultades encontró a la hora de ejercer su profesión.

Por Matías Cerviño

- Durante el Mundial 78 usted era redactor de la revista Goles. ¿Cómo vivió su labor periodística durante este período?, ¿Se vio dificultada su tarea por algún motivo relacionado con la coyuntura política de la época?

OP- No sólo el trabajo, toda la vida cotidiana estaba condicionada por la opresión de la dictadura. El clima de terror y miedo se palpaba en las calles y en las familias. Siempre aparecía el comentario de alguien que contaba algo sobre los operativos de la represión militar. Aquello, como dijo la Justicia, fue un plan criminal organizado y sistemático para el exterminio. No casualmente en aquellos años se puso de moda el TEG, un juego sobre la guerra, casi una metáfora del país. Fueron años durísimos.

Yo hacía periodismo deportivo y en mi tarea tuve una sola obstrucción. Y no fue menor. Un instructivo oficial que sugería no criticar a la selección de Menotti. Creo que el papel fue de la Secretaría de Información Pública, me parece que ése era el nombre del organismo. Y llegó a los medios como "sugerencia". Recuerdo haber visto el papel, lamento no haberlo guardado. Pero existió.

- Cuando se le pregunta a los periodistas sobre este período, las opiniones se dividen entre los que sabían lo que estaba ocurriendo en el país y los que dicen no haber estado al tanto del horror. ¿Usted en cuál de estos dos grupos se ubicaría y porque?

OP- Estaba al tanto de lo que pasaba, perfectamente. Tuve en un momento dos cuñados desaparecidos, uno de ellos lo sigue estando hasta hoy, el otro murió a los años de recuperar la libertad. Conté todo eso en una nota en Clarín del 30 de junio de 2008, a 30 años del Mundial.

-¿Cómo fue la experiencia de trabajar informando durante un acontecimiento que encubría una realidad que ya había golpeado a su familia muy de cerca?

OP- Fue muy difícil trabajar en esas condiciones. Pensar que estarían torturando a gente de mi familia en medio de la euforia del título fue una contradicción enorme. La sobrellevé como pude. No fui ni un héroe ni un frívolo distraído. Imagino que les pasó lo mismo a muchos argentinos. Vivir el mayor sueño futbolero en medio de la peor pesadilla de la historia política del país. Un caso bien argentino.

-Según tengo entendido, un tiempo después del mundial fue, junto a otros compañeros de la redacción, sorpresivamente despedido. ¿A qué cree que se debió esto?

OP- No fui despedido inmediatamente después del Mundial, sino tres años después. En la editorial CREA (Celulosa Rizzoli Editores Asociados, producto de la fusión de Editorial Julio Korn con Editorial Abril) comenzó a editarse una nueva versión de la revista Goles. Se llamó Goles Match y allí confluyeron, entre otros, periodistas como Jorge Azcárate, el director, y Carlos Ares, el jefe de redacción. De la vieja guardia quedamos Horacio del Prado y yo, los dos secretarios de redacción. Fue un grupo increíble y de a poco nos fuimos animando con cuestiones a las que el periodismo deportivo no se animaba entonces. El detonante fue un recordado reportaje que le hicimos al Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, un hecho que hirió por primera vez a la dictadura a los ojos del mundo. Recuerdo el título de la nota: "Gol argentino". Eso fue en agosto de 1980 y el almirante Lacoste, el mandamás del fútbol argentino de entonces, el hombre que bendijo a Grondona al frente de la AFA, se propuso corrernos de a uno. Y empezó a presionar a los directivos. Los resultados no tardaron en verse: Ares debió exiliarse en España, Azcárate fue corrido a director de Siete Días y a mí me mandaron a Radiolandia 2000. Se desarticuló el equipo de Goles Match por completo.

En Radiolandia 2000, con el respaldo de su director, Francisco Loiácono, un periodista "de los de antes", puro instinto y adrenalina, me dio total libertad y seguí molestando con mis notas. Recuerdo una columna de elogio a las Madres de Plaza de Mayo, varias notas contra Lacoste y un reportaje a Julio Bárbaro, que venía de sufrir un secuestro. También a un científico argentino perseguido por la dictadura. El 16 de diciembre de 1981 me despidieron. Me pagaron doble indemnización, cheque en mano y una sola condición: el mismo día debía desalojar mi oficina.

Fue muy traumático. Estuve 8 meses sin laburo, en plena dictadura, con dos hijas muy chicas y la muerte instalada en la familia. Por eso me dan risa los imbéciles que acusan a quienes trabajamos en Clarín de haber sido cómplices de la dictadura. Quisiera saber qué hicieron ellos en ese tiempo. A lo mejor son como Barone, que trabajó justamente en Clarín en aquellos años.

- ¿Que opinión te merece la película "La fiesta de todos", y el trabajo realizado por su director, Sergio Renán?

OP- La Fiesta de Todos terminó siendo un producto propagandístico de la dictadura. No quisiera juzgar a Renán sólo por eso. Fue un error de su parte.

-¿Tenés una postura parecida en cuanto a la labor desempeñada por José María Muñoz durante el Mundial?

OP- El Gordo es un caso diferente. El agarró la bandera de la dictadura y fue el frente con todo. No sé si de obsecuente o de turro, pero así fue. Asumió a voz en cuello eso de que los argentinos éramos "derechos y humanos" y todo el discurso miserable de la dictadura. Un espanto.

Lo "maté" en un montón de notas, sobre todo en el diario La Voz, de la izquierda peronista, en el que trabajé luego del despido de Radiolandia 2000, entre agosto de 1982 y octubre de 1985. Él les pidió mi cabeza a los directivos, a cambio de conservar la pauta de Radio Rivadavia, pero no tuvo suerte. En La Voz fui secretario de redacción a cargo de Deportes y allí revivimos el espíritu de Goles Match. Fue una época profesional muy productiva y, aunque la dictadura estaba en retirada, tuvimos presiones y amenazas, con Falcon en la puerta del diario casi todas las noches.

Quisiera volver a lo del Gordo Muñoz, para ser justo con su memoria. Muchos años después, en 1991, yo era vocero de Antonio Cafiero en la Gobernación de la provincia de Buenos Aires. La única etapa de mi vida en la que no trabajé de periodista. Ya terminaba mi gestión porque Cafiero dejaba el puesto y asumía Duhalde. Me cruzo en la calle con el Gordo y lo paro. Hacía mucho que no nos veíamos: "¿Te acordás de mí?", le pregunté. Me miró como intentando sacarme y le quité las dudas: "Soy Osvaldo Pepe", le dije. "Huyyyyyyyy, vos...¡las veces que me mataste en tus notas! ¿En qué andas ahora?" Le conté que en días me quedaba sin laburo y el Gordo sacó su tarjeta personal, me la dio y me dijo textualmente: "Llamame, algo te vamos a encontrar". Era el mismo Gordo Muñoz que unos años antes había pedido mi cabeza y que ahora me tendía una mano. Así era él. De todos modos, nunca lo llamé. Pero en el balance, me quedo con ese gesto humano y solidario. En lo ideológico, no tuvimos nada que ver, obviamente.

domingo, 5 de diciembre de 2010

La alegría de verlos crecer


Son las dos mayores promesas del Club Atlético Vélez Sarsfield en materia de Hockey Sobre Patines. Son hermanos, y se llaman Gian Luca y Fabricio Ciocale.



Gian Luca es el mayor de tres hermanos (tienen una hermanita menor), nació el 13 de Mayo de 1996, y se le nota que por ser el primogénito se siente responsable por sus hermanos. Es el más callado y serio de los dos. Parece que esta preocupado o de mal humor todo el tiempo, aunque probablemente no tenga motivo. Parco diría mi abuela. Fabrizio nació el 08 de septiembre de 1998, y es todo lo contrario. Se lo ve siempre alegre y es mucho más expresivo.
















Para ser hermanos son bastante disímiles, y no solo en personalidad. Gian Luca es morocho, y lleva casi siempre el pelo corto. Fabri es rubio, muy rubio, y de pelo largo.

Probablemente sean dos de los mejores jugadores de la Federación Porteña de Patín, cada uno con su edad, pero hasta deportivamente son extremos opuestos.Fabrizio tiene un talento innato, todo parece salirle sin mucho esfuerzo, lo cual a veces lo hace un poco confiado. Gian es igual o más talentoso, pero en su caso es todo fruto del entrenamiento y el esfuerzo. Con tanta actitud se esperan grandes cosas de él en el club.

Les preguntamos sobre como comenzaron a practicar este deporte. “Yo arranque a jugar en el 2002, porque en la colonia de verano uno de los profesores, Hugo Sanguinetti, me prestó un palo y unos guantes. Probé con otros deportes, pero hockey fue el que más me gustó”, comento Gian Luca. En el caso de Fabri fue como le suele suceder a los hermanos menores en su mayoría: “Yo también empecen en el 2002, pero lo mío fue distinto. Estaba viendo entrenar a mi hermano, el entrenador de él me dio un par de patines para probar y nunca más deje de ir”.

A pesar de la corta edad, para un deporte como el hockey son todavía muy chicos, los dos ya pintan para crack. “Hasta ahora gané un solo campeonato, en categoría infantil” nos contó Gian Luca, Fabri a pesar de ser menor ya ganó dos, “uno en Promo y otro en Infantil”, aclara orgulloso. Y no solo en Vélez se dan cuenta del potencial que tienen, ya jugaron a préstamo varios torneos nacionales con otros equipos: “Yo jugué Campeonatos Argentinos con otros dos clubes aparte de Vélez, primero con Estudiantil Porteño y después con Huracán, este año” nos dice Gian Luca, Fabrizio por ahora “solo con Vélez y Ciudad”.

Mientras sus compañeros y todos los relacionados con este deporte en el club de Liniers esperan poder disfrutar del talento de los hermanos Ciocale por mucho tiempo más, ellos ya piensan en grande. “Como todo jugador mi sueño es jugar en la selección y llegar a Europa, como mi ídolo Carlos Nicolía” nos cuenta Fabrizio. Gian Luca se pone mas específico: “Yo quiero jugar en España”.

Herramientas no les faltan. Habrá que esperar.

martes, 16 de noviembre de 2010

Trip ricotero y misa india...

Partimos en búsqueda del pogo más grande del mundo. Ya desde el arranque todo parecía destinado al fracaso. Era un proyecto de cuatro, pero por cuestiones del destino un soldado se nos calló. Abrazo para él y espero que todo esté bien.

Así que en el punto de partida (Plaza Miserere a la espera de un bondi de ricota) nos encontramos los tres. Grupo heterogéneo. Un ricotero de ley, pero raro, de los que se saben todas las letras pero que no tiene cara ni pinta de ricotero, y dos caretas en busca de experiencias.

El micro en el que se suponía que viajáramos nunca existió. Después de mucho rebusque se consiguió como ir. Mención especial para el conductor que no distingue una autopista de una calle de ripio. Viaje de lujo, buenos momentos, empanadas ruteras y gritos de júbilo cada vez que un estandarte ricotero (que podía ser tan minúsculo como una calcomanía en un paragolpes) nos confirmaba que íbamos por el camino correcto.

Ya al llegar a Tandil nos dimos cuenta que iba a ser un día histórico. Preparar la previa fue fácil, consultamos con una ama de casa local donde podíamos comprar fernét y nos orientó hacia un Carrefour. “¿A, si? ¿Hay Carrefour?” dejó escapar el oligarca del grupo.

Lo realmente difícil fue conseguir hielo. El malón ricotero había acabado con la existencia de lo que en ese momento valía oro para nosotros en cuestión de horas. Después de rogarle e implorarle a una almacenera, nuestra salvadora nos dio una botella de agua congelada, lo cual nos sacaba parcialmente de un apuro. Por gracia de la divina providencia, a las tres cuadras vimos un oasis. Una de las estaciones de servicio de la ciudad se estaba reabasteciendo, de hielo.

Luego de conseguir un sector rocoso muy acogedor nos dispusimos a prepararnos para lo que en opinión de quien les escribe sería una experiencia fantástica.

Cuando partimos ya estábamos diez puntos. El problema era la distancia. Estos tres espectadores llegaron a las inmediaciones del Hipódromo de Tandil en remis. Todo muy paquete.

En cuanto pusimos un pie en la calle vimos la caravana. La peregrinación hacia la misa del Indio.

Descontrol. Fiesta.

Partimos en busca del pogo más grande del mundo y encontramos el más grande del universo. El Indio no exageró.

Clarín dijo que fueron 80 mil personas. Yo conté más. Clarín miente, así que créanme a mí. 120.000 almas que hicieron que esa noche, el infierno este encantador.

miércoles, 21 de abril de 2010

Rodolfo...

Ya desde chico mi afición a la lectura (inculcada por una abuela, la cual probablemente, y gracias a dios, no haya aportado nada más a la construcción de mi personalidad adulta) fue orientando mi camino y me fue guiando hacia la persona en la cual tengo fe de convertirme algún día.

Siempre sospeché que lo que quería era ser periodista, pero el día que leí por primera vez “Operación Masacre” de Rodolfo Walsh me terminé de decidir. Yo quería ser como él y decirle a todo el mundo lo que pensaba.

Quería ser como él, que cuando el diario La Nación lo buscó para incorporarlo a su grupo de redactores los rechazó por considerarlo un órgano de prensa de la oligarquía nacional.

Se pasó toda su vida luchando por lo que el creía correcto, y para demostrar su disconformismo escribió una carta abierta a la junta militar.

(http://www.literatura.org/Walsh/rw240377.html)

Algunos se enfrentaron a este nefasto “proceso” y otros lo apoyaron. Rodolfo utilizo el arma que mejor utilizaba y que más daño podía causar: una máquina de escribir.

Un día después de escribir esta carta fue asesinado en la esquina de San Juan y Entre Ríos, en Capital Federal. El responsable de este operativo fue Jorge “el tigre” Acosta, jefe de inteligencia del Grupo de Tareas 3.3.2 de las Fuerzas Armadas.

Este nefasto personaje presentó el pasado 27 de febrero un escrito ante el Tribunal Oral Federal Número 5, que juzga a los represores de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), en el que advirtió que después del golpe del ‘76 no hubo represión ilegal sino una guerra, que esa guerra aún continúa y que uno de los enemigos a vencer es el cantante Andrés Calamaro (otro ídolo personal de quien les escribe).

No es el primero que cataloga a este mal llamado “proceso e reorganización nacional” una guerra (lo hizo en diciembre de 2009 el ex general Menendez en su alegato antes de ser condenado a cadena perpetua sin beneficio de prisión domiciliaria por crímenes de lesa humanidad), y lamentablemente podemos estar seguros de que no va a ser el último.

Lo importante es que este proceso que dejo un saldo 15 mil desaparecidos, diez mil presos, cuatro mil muertos, decenas de miles de desterrados y que aumentó la deuda externa de U$S 7.875 millones a U$S 45.087 no se repita.

Terminemos de remarcar las diferencias y juntemos esfuerzos para que este maravilloso país que tenemos pueda volver a caminar derecho.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Fundación del racismo


Como Primer entrada de este experimento decidí utilizar dos maravillosos textos de Eduardo Galeano, de su libro espejos...

Fundación religiosa del racismo:

Noé se emborracho celebrando la llegada del Arca al monte Ararat. Despertó incompleto. Según una de las diversas versiones de la Biblia, su hijo Cam lo había castrado mientras dormía. Y esa versión dice que Dios maldijo a Cam y a sus hijos y a los hijos de sus hijos, condenándolos a la esclavitud por los siglos de los siglos.
Pero ninguna de las diversas versiones de la Biblia dijo que Cam fuera negro. África no vendía esclavos cuando la Biblia nació, y Cam oscureció su piel mucho tiempo después. Quizá su negritud empezó a aparecer allá por los siglos XI o XII, cuando los árabes iniciaron el tráfico de esclavos desde el sur del desierto, pero seguramente Cam pasó a ser del todo negro allá por siglos XVI o XVII, cuando la esclavitud se convirtió en el gran negocio europeo.
A partir de entonces se otorgó prestigio divino y vida eterna al tráfico negrero. La razón al servicio de la religión, la religión al servicio de la opresión: como los esclavos eran negros, Cam debía ser negro. Y sus hijos, también negros, nacían para ser esclavos, porque Dios no se equivoca.
Y Cam y sus hijos y los hijos de sus hijos tendrían pelo motudo, ojos rojos y labios hinchados, andarían desnudos luciendo sus penes escandalosos, serían aficionados al robo, odiarían a sus amos, jamás dirían la verdad y dedicarían a las cosas sucias su tiempo de dormir.

Fundación Científica del racismo:

Raza caucásica se llama, todavía, la minoría blanca que ocupa la cúspide de las jerarquías humanas.
Así fue bautizada en 1775 por Johann Friedrich Blumenbach.
Este zoólogo creía que el Cáucaso era la cuna de la humanidad y que de allí provenían la inteligencia y la belleza. El término se sigue usando, contra toda evidencia, en nuestros días.
Blumenbach había reunido 245 cráneos que fundamentaban el derecho de los europeos a humillar a los demás.
La humanidad formaba una pirámide de cinco pisos.
Arriba, los blancos.
La pureza original había sido arruinada, pisos abajo, por las razas de piel sucia: los nativos australianos, los indios americanos, los asiáticos amarillos. Y debajo de todos, deformes por fuera y por dentro, estaban los negros africanos.
La ciencia siempre ubicaba a los negros en el sótano.
En 1863, la Sociedad Antropológica de Londres llegó a la conclusión de que los negros eran intelectualmente inferiores a los blancos, y sólo los europeos tenían la capacidad de humanizarlos y civilizarlos. Europa consagró sus mejores energías a esta noble misión, pero no tuvo suerte. Casi un siglo y medio después, en el año 2007, el estadounidense James Watson, premio Nobel de Medicina, afirmó que está científicamente demostrado que los negros siguen siendo menos inteligentes que los blancos.